Creemos que Dios ha ordenado a la iglesia local a hacer discípulos, evangelizando al mundo y edificando a los creyentes en los principios de justicia y verdad. Es por eso que desde ese punto debemos trabajar juntos en sujeción al Señorío de Jesucristo y la dirección del Espíritu Santo para alcanzar las siguientes metas:
Un iglesia creciendo en harmonía entre hermanos.
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Equipos misioneros de Ancianos y Familias fieles para establecer nuevas congregaciones y nuevos ministerios
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Un programa de educación para nuestros hijos que desarrolle carácter santo.
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Un programa consistente de alcance evangelistico.
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Un espíritu dadivoso que produce fondo amplios y sólidos.
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Empleados ministeriales que sean eficientes y leales.
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Un corazón para velar por las necesidades de las viudas, los pobre y el desamparado.